Desde playas cubiertas de palmeras y gigantescos acantilados que se alzan sobre profundas cavernas, hasta los verdes bosques de Mangle o los bosques tropicales secos, los 1600 km (1.000 millas) de playas se tornan interminables en la paradisiaca Costa ecuatoriana.

Bañadas por las aguas del Océano Pacífico y con un clima cálido tropical, durante todo el año, la Costa permite a los viajeros vivir emocionantes aventuras. Montañita, es conocida por los fanáticos de los deportes acuáticos, en particular por surfistas y por los amantes de la playa. La Isla de la Plata, Puerto Cayo y Puerto López son destinos ideales para el avistamiento de las ballenas jorobadas quienes cada año, entre junio y octubre llegan al país para vivir la más romántica historia de amor.

En la profundidad del territorio, alejados del mar, se encuentran, por su parte, pintorescos pueblos, ciudades históricas y modernas, conocidas por su gastronomía local, sus artesanías y sus atractivos turísticos. La pujante ciudad de Guayaquil, se levanta como el puerto principal y la capital económica del país. Kilómetros de plantaciones de cacao, bananas, palmeras y arroz, complementan la riqueza de la Costa cuyos atardeceres de dorados interminables estallan caprichosamente.

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